Tabucchi y la Dama de Porto Pim

A primeros de los años noventa descubrí a Antonio Tabucchi por un pequeño gran libro: Dama de Porto Pim. (Que al parecer es el que en su día llamó la atención de Jorge Herralde, su editor español. A mí, sabiendo mis querencias,  me lo recomendó Miguel Hernández, de la librería Antonio Machado... ¡vaya concatenación de nombres!) Y fue este libro el que me llevó a las Azores en 1994. Ese mismo año le propuse publicar un trabajo en El País Semanal, dentro de mi serie Viaje al Sur, con un texto suyo y mis fotografías de las islas de Pico, Faial y Flores. Era la primera vez que Tabucchi publicaba en El País. Por ahí, y por otras obsesiones lusas, fue tomando forma mi trabajo "Pisadas sonámbulas: lusofonías".
El pasado domingo, 25 de marzo de 2012, Tabucchi, el más portugués de los escritores italianos, ha fallecido en Portugal, como no podía ser de otro modo.

Isla de Flores. Antiguo observatorio.
Así comienza su Dama de Porto Pim:
    "Siento un gran afecto por los honestos libros de viajes de los que siempre he sido un asiduo lector. Poseen la virtud de ofrecer un doquier teórico y plausible a nuestro donde imprescindible y rotundo. Pero una elemental lealtad me obliga a poner en guardia a quienes esperasen hallar en este librito un diario de viaje, género que supone tempestividad de escritura o una memoria inmune a la imaginación que la memoria produce cualidad que por un paradójico sentido de realismo he desistido de perseguir. Llegado a una edad en la que me parece más digno cultivar ilusiones que veleidades, me he resignado al destino de escribir según mi propia índole."

Isla de Pico, Ribeiras. Manuel Costa, ballenero.

Isla de Flores, Faja Grande. Belmira da Concepção.

Isla de Flores, Faja Grande. Recuerdo de los balleneros emigrados a América.

Isla de Flores. Cementerio de Fajanzinha.

Sergio Larrain, "In Memoriam"

El escritor y periodista Alfonso Armada me ha pedido, para su revista digital fronterad, que escribiera algo con ocasión del fallecimiento del fotógrafo chileno Sergio Larrain el siete de febrero de 2012; aquí podéis leerlo.
En la misma publicación, en el número siguiente, Eduardo Momeñe ha publicado otro artículo con un par de cartas más de Larrain absolutamente recomendable.